Adoquines Frente al Palacio

Escrito en respuesta al “rescate” de los adoquines frente al Palacio de Gobierno reportado por ABC Color el 23 de febrero del 2019.


Cuando faltaban un par de minutos para las 12 del medio día de ayer, sábado 23 de febrero, llegué hasta frente al Palacio de Gobierno donde dos obreros removían bajo un toldo, el asfalto que cubría el adoquín de piedras colocado en los primeros del siglo XX, NO como informa la edición de ABC en el día de la fecha, que el citado pavimento habría sido construido con motivo del traspaso de mando de Eligio Ayala a José P. Guggiari, en 1928.

Calle sin adoquines (1906).

Calle sin adoquines (1906).


Además de los testimonios de historiadores como Hipólito Sánchez Quell y Carlos Pussineri Scala, las imágenes contenidas en los Álbumes Gráficos del Paraguay editados con motivo del Centenario de la Independencia Nacional entre 1911 y 1913, ya se mostraban con los adoquines frente a la casa de Gobierno.

Calle con adoquines (1911).

Calle con adoquines (1911).

El Trabajo

En la hora mencionada, el espacio de trabajo se remitía a una superficie que cubría dicho toldo. Pregunté por el responsable; no estaba. Pero me dijeron que estaba la arqueóloga. Cuando se hizo presente le mencioné el relato que va a continuación y si sabía algo al respecto. No sabía. Pero que efectivamente, habían encontrado grandes huecos donde ya no habían hallado rastros del adoquín.

Entonces le informé que TODO EL SITIO, es un testimonio de nuestro pasado, por las vías que fueron las primeras colocadas entre el Arsenal y la Estación de San Francisco, mucho ANTES de la inauguración del primer tramo comercial, entre la estación mencionada y la de Trinidad, en 1861. Y que bajo esas vías todavía se encontrarían las durmientes de madera, colocadas en los tiempos de Don Carlos.

La Arqueóloga me informó que efectivamente habían encontrado una …y tras desplazarse unos pasos, me mostró la hermosa reliquia—probablemente labrada en lapacho o urunde’y—guardado bajo el pavimento.

Yo no le puse al tanto que esos trabajos tal vez habrían estado dirigidos por Elizardo Aquino o José María Bruguez—jóvenes oficiales entonces—pero que cooperaron con los técnicos ferroviarios ingleses en esas tareas.

La Voluntad del Presidente

Está visto que cuando al Presidente se le ocurre algo (y sólo aludo a las cuestiones que tienen que ver con nuestro patrimonio histórico), las respuestas son al parecer iguales a las de siempre: TODOS SE PRECIPITAN A CUMPLIR LA VOLUNTAD DEL MANDATARIO pero nadie le informa sobre la posibilidad REAL de que la misma pueda ser cumplida.

Seguramente nadie quiere “pincharle el globo” ofreciéndole un pormenorizado recuento de lo mejor, conveniente o posible. Para hacer todo esto, la Secretaría Nacional de Cultura, debería contar con un Registro del Patrimonio Histórico Cultural devaluado, destruido o demolido completamente, un registro que debería incluir una análisis de la situación del sitio y de las intervenciones que lo alteraron en años anteriores.

Para que finalmente y resueltos a concretar la suprema voluntad, pudiera adjudicarse la labor a profesionales expertos como para hacer un trabajo parecido a lo correcto, no simplemente al funcionario que esté “de turno” (es decir: tekorei), sin nada importante a lo que dedicarse en ese momento. Y para enfatizar esta afirmación se cuentan con decenas de ejemplos.

El Problema

Según informes de prensa, el Presidente ordenó “rescatar” los adoquines frente al edificio de Gobierno. Pero nadie le informó que una gran partida de esos adoquines SE SUSTRAJERON de la Planta Asfáltica Municipal, hace unos cuantos años atrás. En realidad, fueron robados los que SOBRARON de una partida colocada como vereda circundante al monumento al Mcal. López. Esto sucedió entre los años 1996 y 1998, cuando el Intendente Martín Burt, resolvió retornar el Mariscal de bronce al lugar de donde lo había sacado el Intendente Carlos Filizzola, en 1992 (entre ida y vuelta, el chiste costó entonces al erario municipal, una suma superior a 200 millones de guaraníes).

Pero esos adoquines históricos, objetos ahora de la abrupta devoción presidencial, fueron extraídos de la base del monumento para servir de proyectil a los manifestantes de cuanto tumulto hubo en los alrededores. Por lo que todavía andarán entre los robustos yuyales de la cercanía, los últimos ejemplares de estas piedras labradas. Y serán las únicas que quedaron, pues del lote mayor, guardados en la Planta Asfáltica, NO SE TIENEN NOTICIAS.

Pero … ¿cuándo los adoquines dejaron de ser pavimentos?

Parece que cuando “nos abandonó” el Sr. Stroessner y sin interés por cambios sustanciales, nuestros “libertadores” se dedicaron a lo superfluo. Por ejemplo, tras el “golpe de la Candelaria” y ante la próxima celebración de la Independencia Nacional, alguien de los Carlos habría querido emular el “Desfile de la Victoria” del 22 de agosto de 1935, haciendo que el desfile militar del 14 y 15 de Mayo de 1989, brillara “con luces propias” la participación del Regimiento de Caballería (¡relinchos de felicidad!).

Decidido que la Parada se efectuaría frente al Palacio de Gobierno, los responsables de la celebración plantearon inmediatamente un par de inconvenientes: el mal estado de los adoquines dificultarían la marcha de los soldados y los caballos resbalarían sobre las ya pulidas piedras. Motivos por los que se apeló a la “cadena de mandos” que entonces “disfuncionó” exactamente como la de ahora. A saber:

El Presidente, Gral. Andrés Rodríguez Pedotti, Carlos I, ordenó a su Ministro de Obras Públicas, Gral. Porfirio Pereira Ruíz Díaz, ex Intendente Municipal, el que a su vez, ordenó al entonces Intendente Municipal, Cnel. Duarte Alder; quien ordenó al Director de Obras de la Comuna, Mayor Garcete, sacar los adoquines y cubrirlos con pavimento asfáltico.

Garcete habría recibido la indicación adicional que habría algunos “tarados que defienden el aipo patrimonio nacional” y que de seguro se presentarían a protestar por la medida. Entonces y por lo pertinente de la Orden Superior, el funcionario municipal decidió hacerlo un domingo, rápido y de siesta.

Pero resultó que durante la siesta del domingo sorteado, algunos de esos “tarados” solían salir a pasear por la ciudad y uno de ellos sorprendió al bueno de Garcete, “con las manos en la masa”.

Solución de Emergencia

Cuando Garcete se percató de la presencia del que lo sorprendió y tras el consiguiente “nde ra …” y todo lo que viene después, ordenó a sus obreros dejar las palas y los picos. Se cargaron los adoquines ya extraídos para alejarlos del lugar para que, de inmediato, ingresaran los camiones con piedra triturada y asfalto para cubrir los huecos donde ya no había adoquines históricos y cubrir los que “ahora fueron descubiertos”.

Demás está decir que por esta providencial medida, todavía tenemos esos adoquines en Asunción. Porque los que “fueran salvados” del desfile equino, ya no están: no consiguieron salvarse de los ladrones de la Planta Asfáltica Municipal.

Tampoco es ocioso informar que aquel “Desfile de la Victoria de la Candelaria” fue todo un suceso, con “pasos de parada” sin tropiezos de los cadetes … y sin resbalones de los caballos. Como para hacernos olvidar que en esa fecha, también celebrábamos la pérdida de otro patrimonio histórico/cultural de la ciudad, el primero de muchos que vendrían con el “progreso de la Democracia”.