Esos Útiles Tiranos - Eugene Robinson
Por Eugene Robinson, columnista del Washington Post.
Los que busquen principios y lógica en el ataque contra el régimen tiránico de Muammar Gaddafi se sentirán decepcionados. El presidente Obama y sus asesores deben admitir la verdad: que están reaccionando ante el fervor revolucionario en el mundo árabe con "realismo" arbitrario que es prerrogativa de una superpotencia.
Frente a un levantamiento armado por rebeldes en busca de la democracia, Gadafi amenazó con convertir a toda Libia en un osario. Los Estados Unidos y sus aliados respondieron con una fuerza militar abrumadora que tiene la clara intención de paralizar el gobierno y mejorar las oportunidades de éxito de la revuelta.
Así comienza la tercera guerra simultánea en Medio Oriente. Nadie tiene la menor idea de cómo, ni cuándo, terminará. Tengo que admitir que a mi también me le habría resultado difícil permanecer de brazos cruzados mientras Gadafi bañaba de sangre las calles de Benghazi. Pero, ¿por qué permitimos que otros déspotas lo hagan?
En Yemen, las fuerzas leales al dictador Ali Abdullah Saleh han sacrificado a decenas de manifestantes indefensos que también buscaban una reforma democrática. Saleh, quien ha gobernado la nación durante 33 años, se aferra desesperadamente al poder a pesar de haber sido abandonado por muchos de sus partidarios políticos y por algunos de sus generales. Él se ha mostrado desafiante. "Todos los días escuchamos una declaración de Obama diciendo: «Egipto no puede hacer esto, Túnez no hagas aquello", dijo Saleh en un discurso a principios de este mes. "Es Ud. el presidente de los Estados Unidos, o el presidente del mundo?"
Pero no ha habido ninguna intervención militar de EE.UU.: Es que Saleh es visto como un valioso aliado en la lucha contra al-Qaeda, que tiene, "supuestamente", sus más activas y peligrosas en Yemen. Allí se planearon "supuestamente" los ataques contra los Estados Unidos. Saleh, por lo tanto, es un tirano útil. A él le dan codazos, no bombas.
En Bahrein, la familia real gobernante, Al-Khalifa, ha respondido a las manifestaciones pacíficas con represión violenta. Mientras la atención mundial se centró en la tragedia que se desarrolla en Japón y la tragedia que se avecina en Libia, los líderes de Bahrein evacuaron brutalmente el campamento de protesta de la Plaza Pearl e incluso destruyeron el imponente monumento que se había convertido en el símbolo más poderoso del movimiento pro-democracia.
Pero para Bahrein, también tenemos palabras de cortesía en lugar de una acción decisiva. ¿Por qué? Debido a que la 5ª Flota de la Marina de los EE.UU. tiene su base allí, en medio de las rutas de navegación del Golfo Pérsico, a través de las cuales pasa el 40 por ciento de los buques de petróleo del mundo. La base proporciona los Estados Unidos una manera de contrarrestar el creciente poder de Irán.
Asimismo, los al-Khalifa son aliados cercanos de la familia real Saudita, que están desesperada por evitar que las protestas en Bahrein se extiendan a su propio reino. Los gobernantes de Arabia enviaron tropas para ayudar a aplastar las manifestaciones y Bahrein han prohibido cualquier tipo de agitación en favor de la democracia en el país. Para la Casa de Saud, sin embargo, la Casa Blanca apenas ha logrado contener su "tsk-tsk".
¿Por qué es tan diferente de Libia? Básicamente, porque los dictadores del Yemen, Bahrein y Arabia Saudita – pero también Jordania y los emiratos del Golfo Pérsico – son "amigos", cooperativos y útiles. Gadafi no lo es.
Recordará Ud. la evaluación inicial de la secretaria de estado Hillary Clinton de que el régimen del hombre fuerte de Egipto, Hosni Mubarak, era "estable". Sabíamos que Mubarak era brutal y corrupto, pero sólo cuando se hizo claro que su permanencia en el poder llegaba a su fin – y que el establishment militar egipcio no les dispararía a ciudadanos pacíficos en Egipto – la administración se posicionó en el lado correcto de la historia.
Al intentar explicar la razón por la que los EE.UU. apoyarían el establecimiento de la zona de exclusión aérea en Libia –que de inmediato se convirtió en mucho más–, Obama se ató en nudos de retórica. Si Gadafi cometía atrocidades contra su pueblo, dijo Obama, toda la región podría desestabilizarse, poniendo en peligro a muchos de nuestros aliados y socios". ¡Y no! Al parecer no se ha percatado que la región ya está desestabilizada: los regímenes amigos ya están siendo amenazados, pero no por Gadafi: ¡están en peligro por las aspiraciones democráticas de sus propios pueblos!
Gadafi es un loco y un delincuente; obviamente, no iba a escuchar nuestros consejos acerca de la democracia. El mundo sería afortunado si se librase de él. Pero la guerra en Libia se justifica sólo si sometemos a los dictadores "amigos" a los mismos estándares que establecemos para los desafiantes. Si no, por favor, ahórrenos todas las homilías sobre los derechos universales y las libertades. Vamos, que esto no es acerca de justicia, sino de poder.
Artículo original publicado el 21 de marzo, 2011. Traducción para www.sinpermiso.info, Antonio Zighelboim.